El síndrome del 'hijo tirano'
Un informe presentado ayer en Oviedo revela que el 14% de los casos de violencia doméstica corresponden a agresiones de adolescentes a sus madres
Tiene doce años y nunca, o pocas veces, ha recibido un 'no' de sus padres. No sabe lo que es la frustración, puesto que sus progenitores han querido compensar el poco tiempo que dedican a su educación, debido a sus horarios laborales, con una permisividad casi absoluta. Con ello, han moldeado a un preadolescente hedonista (que sólo busca el placer rápido) y nihilista (que no quiere saber nada de responsabilidades), que desdeña toda autoridad. Con el primer revés que da la vida (horarios de entrada y salida de casa, exigencia de buenas notas, o, simplemente, no poder comprar el juego de moda de la Play) comenzó el chantaje emocional. Cuando los 'noes' fueron definitivos, dio la primera bofetada a su madre. El 14% de los casos de violencia doméstica corresponden a una agresión de este tipo.
Estas son las claves que definen al denominado 'hijo tirano', también conocido en el argot de psicólogos y psiquiatras como el 'síndrome del Emperador'. Esta patología, que algunos asocian a problemas mentales, oculta, según el sentir mayoritario de la comunidad científica, «problemas educativos de una generación marcada por muchos condicionantes». Así lo explicó ayer en Oviedo la profesora de la Facultad de Psicología de la Universidad de Oviedo, Amaia Bravo, durante la conferencia ofrecida en el marco de las VII Jornadas de Infancia y Adolescencia en Riesgo Social.
Tal y como adelantó EL COMERCIO, Asturias ha registrado en 2006 una treintena de casos de adolescentes que han pegado a sus madres o abuelas. La profesora de la Universidad de Oviedo aseguró que los casos «son suficientemente alarmantes», no tanto «por su número, que no es aún muy elevado», sino por lo que supone «de nueva tendencia de violencia».
En su opinión, «los padres se avergüenzan de lo que ocurre y cuando denuncian, ya es tarde», aseguró, aunque explicó que «¿por supuesto que con un adolescente se puede trabajar aún, pero lo importante sería corregir esos problemas en la infancia, que es cuando empiezan, realmente».
Qué hacer con un 'tirano'
¿Cuál debe ser la respuesta de una madre ante una agresión de su hijo? La respuesta de Bravo es clara: «Pedir ayuda. Los servicios sociales deben dar respuesta a estos casos, ya que, estamos acostumbrados a que sean las familias con pocos recursos económicos los que pidan atención. Como este tipo de agresiones son propios de familias de clase media y media-alta se están dando algunas respuestas de 'esto no me corresponde'. Error, claro, que corresponde a la Administración ayudar a estas familias».
Plantea Amaia Bravo la necesidad de «programas de formación para los padres. Deben aprender a decir no, incluso, a veces, porque sí. Sin ninguna razón». Según su experiencia, «estamos ante una generación péndulo. Rechaza el autoritarismo con que fue educada y se pasa al extremo de máxima permisividad. Sin embargo, un niño necesita autoridad y límites. Debe tenerlos muy claros. Además, la vida es injusta y debe saberlo, para que sepa gestionar su frustración».
Junto a la formación, Bravo plantea la denuncia «si el chaval ha cometido un delito, y pegar a su madre lo es, debe asumir su responsabilidad».
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