17/2/08

Historias de integración

La Casa Juvenil Miraflores de Noreña para menores con problemas de adaptación celebró una charla con motivo de su 70 aniversario
El pasado 23 de diciembre se cumplieron setenta años exactos desde que un grupo de jóvenes puso sus pies por primera vez en el interior del Palacio de Miraflores, en Noreña, para ingresar como alumnos. Desde entonces han pasado siete décadas en las que el centro juvenil ha atravesado diferentes estadios, marcados todos por las vicisitudes del país y la región, hasta llegar a hoy día, momento en el que la institución, que cuenta con 15 alumnos, todos ellos con dificultades de adaptación y edades entre 12 y 18 años, se encuentra perfectamente integrada en la vida cotidiana de la villa condal.
El equipo docente, que con motivo de la fecha citada participó en un encuentro en el que se dieron cita antiguos educadores y alumnos, sigue celebrando el setenta aniversario de la casa juvenil, organizando diferentes actos, como el que tuvo lugar el jueves pasado en la Casa de Cultura de Noreña y al que acudieron todos los alumnos actuales.
En la charla-coloquio, presidida por el director del centro, Faustino de la Peña, participó la directora general del Instituto Asturiano de Atención Social a la Infancia, Familias y Adolescencia, Eva Sánchez, y Jorge Fernández del Valle, profesor en la Facultad de Psicología y antiguo educador de la Casa Juvenil Miraflores.
Fernández del Valle hizo un repaso en su intervención de la historia general de los centros de acogida de menores a lo largo del siglo XX. El director, por su parte, habló de una historia más cercana para los presentes, la del propio Palacio, en el que, antes de ocuparse de dirigirlo, pasó más de veinte años como educador. Faustino de la Peña contó a los alumnos la evolución que ha experimentado la institución, con unos primeros años en los que las penurias y los problemas estaban al orden del día. No en vano la casa comenzó su andadura en plena guerra civil española.
El director recordó las distintas épocas que ha atravesado el centro juvenil, muchas de ellas complicadas al ser difícil el contexto histórico y socio-político en el que se actuaba, y los diferentes modelos educativos que la administración ha ido instaurando a lo largo de los años.
En la actualidad, los alumnos menores de 16 años con los que cuenta la Casa Juvenil Miraflores están todos escolarizados en centros educativos de la zona, mientras que los que superan esa edad se encuentran en situación pre-laboral o laboral, según su director.
Las dependencias del centro cuentan con diferentes secciones, como un invernadero, un taller o una huerta, en las que los alumnos realizan actividades a diario. Del mismo modo participan en una amplia variedad de deportes. De la Peña afirma que la mayoría de ellos forma parte de clubs deportivos de Noreña o de concejos cercanos.
La institución dispone de una plantilla de veinte educadores, afirma su director, entre los que trabajan a diario y los fines de semana. De la Peña habla satisfecho del apoyo que les brindan los habitantes de Noreña, desde los miembros del equipo municipal hasta los vecinos y asociaciones de la zona. Un apoyo que sirve para que los alumnos se sientan integrados en el quehacer de su comunidad.
Publicado en El Comercio Digital

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