Las ONGs como negocio
Hace años, hablando con una amiga, me preguntaba acerca de cuál era la forma ideal para montar su negocio con unas amigas (un gimnasio). Barajaba el constituir una SL, una sociedad civil/comunidad de bienes, una cooperativa, o bien simplemente como autónomas. Supongo que me tomaría a cachondeo cuando le señale que a mí me gustaban mucho las ONGs, que pensase en una Asociación sin ánimo de lucro, combinada con algún otro de los formatos indicados.
Por matizar, cuando hablo de ONGs hablo de cualquier organización que afirma no tener ánimo de lucro y que pertenece a la esfera privada. Son las conocidas como Tercer Sector, y en nuestro país se articulan básicamente alrededor de dos figuras jurídicas: las Asociaciones y las Fundaciones. Las primeras están centradas en el componente personal, en los socios y en su actividad. Las segundas son realmente un patrimonio adscrito a un fin. Hay ONGs que combinan ambas figuras, hasta constituir verdaderos holdings.
Por lo que se ve hoy en El País no soy el único que cree que las ONGs son una buena alternativa para desarrollar un negocio. En el mismo periódico coinciden Luis Pineda de Ausbanc (ojo a su frase definitoria de “desde niño nunca me he bajado de un Mercedes”) y Eduardo Castellón de Intervida, ambos en el ojo del huracán. Son dos casos sonados, pero hay muchos más: la SGAE o su emporio empresarial, las distintas organizaciones de consumidores(por llamarlas de algún modo), el caso Anesvad, la mismísima ONCE, etc…
En mi opinión estas son algunas de las razones por las que algunos prefieren desarrollar su vena empresarial bajo el paraguas de las ONGs:
- Algunas de estas organizaciones, especialmente las Asociaciones, son de más fácil y flexible constitución y vida que sus equivalentes mercantiles. Gozan de la misma personalidad jurídica, evitando así la responsabilidad personal de sus socios, pero su opacidad puede ser superior. Los controles (auditorias) son muchos menores, salvo quizás para el caso de Fundaciones (pero a la vista está que no suficientes). Para paliar esto han surgido algunas iniciativas como la Fundación Lealtad, aunque desconozco el alcance de su éxito.
- Tiene un régimen fiscal más beneficioso que el de las sociedades mercantiles.
- Les permiten captar fondos de simpatizantes, vía donaciones o similares. Fondos que muchas veces no están sujetos a un control fiscal tan fuerte como el de las ventas de una SL.
- Acceden a fondos públicos vía subvenciones y adjudicaciones de contratos para organizaciones del Tercer Sector. Chirría esa definición de Organización No Gubernamental con el hecho de que muchas de ellas vivan esencialmente del presupuesto público. Tanto, que en ocasiones, se convierten en apéndices de los Partidos, en voceros suyos, como los sindicatos en su peor momento.
- El hecho de constituirse como ONG no impide el que la cúpula dirigente constituya y desarrolle una galaxia de sociedades mercantiles que facturen a la ONG, y que este controlada, bien por ella, o casi mejor, por ellos.
- Excelente imagen pública (al menos hasta ahora), fruto de la cual pueden acceder con mayor facilidad a los medios de comunicación y conseguir campañas de publicidad a bajo, e incluso nulo, coste. En ocasiones, las empresas crean ONGs que les sirven de pantalla a tales efectos. Veáse el caso Afinsa/Forum y el manejo que tenían de la patronal del sector.
- Las que se dedican a cooperación internacional tienen una maravillosa patente de corso para justificar fuertes movimientos de dinero en el exterior. Y cuando el dinero da tantas vueltas, siempre se pueden ir recogiendo las migajas en cuentas en el extranjero. Además, tienen acceso directo a las autoridades públicas de muchos países del Tercer Mundo, aspecto fundamental para desarrollar negocios paralelos.
No creo que todas las ONGs sean empresas de nuevo cuño. Todo lo contrario, pero ya va siendo hora de que denuncien a los lobos que se esconden bajo el manto de su nombre. Con su silencio se hacen complices.
Por matizar, cuando hablo de ONGs hablo de cualquier organización que afirma no tener ánimo de lucro y que pertenece a la esfera privada. Son las conocidas como Tercer Sector, y en nuestro país se articulan básicamente alrededor de dos figuras jurídicas: las Asociaciones y las Fundaciones. Las primeras están centradas en el componente personal, en los socios y en su actividad. Las segundas son realmente un patrimonio adscrito a un fin. Hay ONGs que combinan ambas figuras, hasta constituir verdaderos holdings.
Por lo que se ve hoy en El País no soy el único que cree que las ONGs son una buena alternativa para desarrollar un negocio. En el mismo periódico coinciden Luis Pineda de Ausbanc (ojo a su frase definitoria de “desde niño nunca me he bajado de un Mercedes”) y Eduardo Castellón de Intervida, ambos en el ojo del huracán. Son dos casos sonados, pero hay muchos más: la SGAE o su emporio empresarial, las distintas organizaciones de consumidores(por llamarlas de algún modo), el caso Anesvad, la mismísima ONCE, etc…
En mi opinión estas son algunas de las razones por las que algunos prefieren desarrollar su vena empresarial bajo el paraguas de las ONGs:
- Algunas de estas organizaciones, especialmente las Asociaciones, son de más fácil y flexible constitución y vida que sus equivalentes mercantiles. Gozan de la misma personalidad jurídica, evitando así la responsabilidad personal de sus socios, pero su opacidad puede ser superior. Los controles (auditorias) son muchos menores, salvo quizás para el caso de Fundaciones (pero a la vista está que no suficientes). Para paliar esto han surgido algunas iniciativas como la Fundación Lealtad, aunque desconozco el alcance de su éxito.
- Tiene un régimen fiscal más beneficioso que el de las sociedades mercantiles.
- Les permiten captar fondos de simpatizantes, vía donaciones o similares. Fondos que muchas veces no están sujetos a un control fiscal tan fuerte como el de las ventas de una SL.
- Acceden a fondos públicos vía subvenciones y adjudicaciones de contratos para organizaciones del Tercer Sector. Chirría esa definición de Organización No Gubernamental con el hecho de que muchas de ellas vivan esencialmente del presupuesto público. Tanto, que en ocasiones, se convierten en apéndices de los Partidos, en voceros suyos, como los sindicatos en su peor momento.
- El hecho de constituirse como ONG no impide el que la cúpula dirigente constituya y desarrolle una galaxia de sociedades mercantiles que facturen a la ONG, y que este controlada, bien por ella, o casi mejor, por ellos.
- Excelente imagen pública (al menos hasta ahora), fruto de la cual pueden acceder con mayor facilidad a los medios de comunicación y conseguir campañas de publicidad a bajo, e incluso nulo, coste. En ocasiones, las empresas crean ONGs que les sirven de pantalla a tales efectos. Veáse el caso Afinsa/Forum y el manejo que tenían de la patronal del sector.
- Las que se dedican a cooperación internacional tienen una maravillosa patente de corso para justificar fuertes movimientos de dinero en el exterior. Y cuando el dinero da tantas vueltas, siempre se pueden ir recogiendo las migajas en cuentas en el extranjero. Además, tienen acceso directo a las autoridades públicas de muchos países del Tercer Mundo, aspecto fundamental para desarrollar negocios paralelos.
No creo que todas las ONGs sean empresas de nuevo cuño. Todo lo contrario, pero ya va siendo hora de que denuncien a los lobos que se esconden bajo el manto de su nombre. Con su silencio se hacen complices.
fuente http://www.elblogsalmon.com/
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