3/12/07

Los menores cometen delitos cada vez más violentos y actúan por puro placer

Expertos alertan de un cambio en el perfil del delincuente juvenil, que pertenece a una familia acomodada
Un menor ingresa en un centro de reforma por darle una paliza a un compañero y filmarlo con el móvil. Una educadora le pregunta:
-¿Por qué lo grabaste?
-Porque me gusta ver como grita.
Esta escueta respuesta resume lo que para los expertos es un síntoma del nuevo perfil del delincuente juvenil. El menor infractor es cada vez más violento y actúa por placer o por capricho.
El cambio de tornas hay que buscarlo en la última década. La directora del centro de reforma San Francisco de Asís de Torremolinos, Isabel Ruiz, afirmó que apenas hace diez años el adolescente que delinquía solía proceder de ambientes marginales, generalmente cometía robos y lo hacía por necesidad.
Ahora todo es distinto. «Lo que más nos preocupa es que el perfil está cambiando. Son chavales -el 85% son varones y el 15%, mujeres- con una familia normal o acomodada, que actúan por placer. Y esto último es lo más preocupante de todo», apunta la responsable del centro. «Se percibe -añadió Ruiz- muchísima más violencia en los delitos».
La coordinadora de la Fiscalía de Menores, Isabel Fernández, indicó que el móvil de los delitos suele ser «caprichoso». «A veces no son conscientes de la gravedad de los hechos que cometen porque los viven como una broma, aunque para las víctimas sea una auténtica agresión», expuso la fiscal durante las jornadas 'Informar en justicia'.
Delitos violentos
Las estadísticas reflejan con claridad esta tendencia. En una de cada tres infracciones cometidas por adolescentes está presente la violencia. En lo que va de año, los jueces de Menores han visto 207 casos de lesiones, 169 de malos tratos en el ámbito familiar y 127 robos que llevan aparejada agresión a la víctima.
Según los datos facilitados por la Delegación de Justicia de la Junta de Andalucía, estos tres tipos de delitos violentos representan casi un tercio de las 1.682 condenas que se han impuesto en lo que va de año (hasta septiembre) en la provincia de Málaga. Pero hay uno que sobresale por encima del resto y que en los últimos años ha experimentado un crecimiento alarmante. Los malos tratos de hijos a padres. En 2001, la Fiscalía registró una sola denuncia por este motivo, frente a las 183 con que se cerró la estadística de 2006. Este año va por los mismos derroteros, con 169 en los primeros ocho meses.
Para la directora del centro de reforma San Francisco de Asís, el problema radica en que la familia «está en crisis». «Uno de los motivos es la desestructuración familiar -padres separados- y eso se refleja en la adolescencia a modo de rebeldía o violencia, como una energía que no saben canalizar».
Equiparación entre sexos
Por su parte, la coordinadora de la Fiscalía de Menores comentó que el perfil de los infractores cambia en los casos de malos tratos, ya que la violencia masculina y la femenina se equiparan. Desde agosto hay cinco casos de maltrato con medidas cautelares, de las que dos son chicos y tres son chicas.
De las sentencias impuestas este año en Málaga, la inmensa mayoría (1.543) acarrearon medidas como la libertad vigilada o trabajos en beneficio de la comunidad, mientras que 139 supusieron el ingreso de menores en centros de reforma.
Pese a la espiral de violencia, el grado de reincidencia aún es bajo, según la directora del San Francisco de Asís, el único centro de reforma público en Andalucía. «Últimamente, está en torno al 30%. Son muy pocos los que reinciden y, cuando lo hacen, suele ser por delitos de robo», apuntó. El reincidente, por lo general, suelen vivir en zonas marginales, de manera que, cuando cumple la condena y sale del centro de reforma, «vuelve al mismo lugar que le llevó a delinquir», expresó la responsable.
Los expertos en delincuencia juvenil coinciden en la influencia de las nuevas tecnologías en la adolescencia. Ruiz consideró que los móviles e Internet están siendo «mal asimilados» por los menores, lo que ha desembocado en nuevos fenómenos como el 'ciberbullying' (acoso en la Red). Aunque no son hechos violentos, los daños psicológicos para las víctimas -concluyó la fiscal- son «increíbles».
Publicado por Juan cano en www.diariosur.es

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