29/7/07

Maltrato sistematico a los menores en los centros de la Fundación O´Belen

¿QUÉ PASA EN LOS CENTROS DE LA FUNDACIÓN O´BELÉN?
Los llamados Centros Terapéuticos de menores son centros especializados en la atención a menores de 12 a 18 años aproximadamente que presentan un trastorno de conducta. Están incluidos en la red del sistema de protección de menores de las distintas comunidades autónomas. Con un régimen de internamiento semiabierto, en estos Centros un equipo multidisciplinar de profesionales de distintos ámbitos de lo social y relacionados con la educación velan por el bienestar del menor y por su futuro, paliando sus carencias afectivas y ofreciendo un entorno estable y ajustado a las necesidades del menor con el fin de lograr la recuperación psicosocial de éste, favoreciendo su crecimiento adecuado y lograr así su plena integración social. Hasta aquí la versión oficial, pero por desgracia esto solo es así en los papeles.
En la práctica, la situación es muy distinta. Para empezar, muchos de los educadores e incluso de los miembros del equipo directivo no han pisado nunca la universidad, careciendo de la mínima formación necesaria para desarrollar la labor que se les ha encomendado. Los menores, que son internados contra su voluntad en régimen semiabierto (que nosotros preferimos llamar ‘semicerrado’), sufren un régimen netamente carcelario. La normativa interna es la misma que la de los centros de reforma, incluyendo penas de aislamiento de hasta siete días, eufemísticamente llamadas “separación de grupo”.
Sus derechos son pisoteados constantemente. Estos menores deben ganarse el derecho de asistir al instituto, “privilegio” que en cualquier momento puede ser retirado por decisión del director del Centro (por supuesto, ningún profesor ni orientador acude al Centro para impartir clases a los “no privilegiados”, que no reciben ningún tipo de formación reglada).
Tampoco existe la intimidad; la correspondencia es abierta y leída por el equipo educativo y cuando se estima oportuno no se le entrega al menor, y las llamadas telefónicas son supervisadas y pueden ser interrumpidas por el educador. Los permisos y las visitas, además de estar muy restringidas, pueden ser canceladas a voluntad de dirección.
Se realizan registros con desnudo integral, generalmente como forma añadida de castigar y humillar al menor (a veces son obligados a hacer flexiones o a saltar en cuclillas mientras están desnudos, ocasionalmente en presencia de otros menores además del personal del Centro, que en ocasiones no es del mismo sexo que el menor).
El castigo físico está a la orden del día, por ejemplo obligando a los menores a realizar ejercicio físico hasta la extenuación. Otros castigos vejatorios se esconden bajo las llamadas “medidas educativas creativas”, que consisten en las ocurrencias del educador de turno (por ejemplo atar la mano de un menor a la de otro para que “aprendan a convivir”). Los castigos colectivos son igualmente algo cotidiano.
Las agresiones físicas también están presentes, justificadas en la “contención física” (obviamente, ningún médico revisa a los niños tras estos violentos episodios). La coacción, las amenazas, los gritos, los insultos y demás agresiones verbales son recursos “educativos” utilizados diariamente.
En muchos de estos Centros se abusa constantemente de psicofármacos, especialmente tranquilizantes, siendo una medicación forzosa a la que no pueden negarse los menores. Incluso en ciertos Centros los educadores disuelven tranquilizantes en la comida, sin supervisión ni prescripción médica alguna y sin informar de ello a los menores, para que “no molesten”. La medicación psiquiátrica también se utiliza como forma de castigo o como medida de coacción.
A todo esto, hay que añadir unas deficiencias materiales muy graves, como falta de agua caliente y calefacción durante largos periodos, mobiliario insuficiente y en mal estado, malos olores constantes y falta de ventilación, una deficiente alimentación tanto en calidad como en cantidad, etc. (no olvidemos que el fin último y no declarado de las “asociaciones” que gestionan estos centros no es otro que el lucro económico).
Toda esta enfermiza situación se ve agravada ante la corta edad de algunos menores, ya que en los Centros terapéuticos se está empezando a internar incluso a niños de menos de 10 años. Los menores que terminan en este infierno proceden, en su mayoría, de la marginación y la exclusión social. Pero, en cualquier caso, todos presentan una historia de vida muy similar: abandono afectivo, negligencias continuas y malos tratos físicos y psicológicos en el ámbito familiar. Así pues, estos niños maltratados desde la cuna, no reciben del sistema de protección de menores más que su institucionalización, la privación de libertad y más malos tratos.
Desgraciadamente, este tipo de Centros están proliferando cada vez más en los últimos años, siendo ya varias las supuestas ONGs que los gestionan, aunque la abanderada de este tipo de “intervención social” sigue siendo la Fundación Internacional O´Belen, con su presidente Emilio Pinto Rodríguez a la cabeza. Algunos de sus centros son “Casa Joven Juan Carlos I” (Azuqueca de Henares), “La Jarosa” (Madrid), “El Picón” (Paracuellos del Jarama) y “Nuestra Señora de La Paz” (Cuenca).
¿QUÉ PRETENDEMOS?
Ante esta dramática y desconocida situación, un grupo de personas nos hemos juntado para denunciarlo. Algunos trabajamos con menores, otros somos chavales que sufrimos o hemos sufrido los centros y el resto somos gente solidaria que no quiere permitir que sigan los malos tratos. Exigimos, tanto en los Centros Terapéuticos como en los Centros de Reforma, lo siguiente:
• NO A LAS PENAS DE AISLAMIENTO. Debido a su nulo valor pedagógico y a que suponen un riesgo para la integridad física y psicológica del menor, estamos convencidos de que no es sino una forma de tortura. De hecho, las penas de aislamiento en menores de edad están tajantemente prohibidas por Naciones Unidas desde 1990.
• NO A LA MEDICACIÓN FORZOSA. Los psicofármacos utilizados están pensados para ser empleados por breves periodos de tiempo o en momentos de crisis, no de forma crónica. Están dañando el sistema nervioso de los menores y creando dependencia.

• NO MÁS AGRESIONES, NI FÍSICAS NI VERBALES. Los menores deben ser tratados sin violencia y desde el respeto a su persona.

• ESCOLARIZACIÓN DE TODOS LOS MENORES. La educación es un derecho básico garantizado por ley y una necesidad de cara a la integración social de los menores.


1 comentario:

Anónimo dijo...

degulas martínez dijo
Va haciendo falta una gran movilización. Es patético como se está hipotecando el futuro de la gente de este país. Llevamos años empeñándonos. Literalmente. Los sueldos no suben sino que están bajando cada vez más. Se llenan la boca los responsables y gobernantes hablando de vivienda y lo que no se atreven a cambiar es el sistema de redistribución de la “riqueza”. Las empresas ganan y ganan a costa de los trabajadores que hoy en día corren riesgo, simplemente, de convertirse en los más engañados.
No nos olvidemos que el consumidor es hoy día un trabajador con una seguridad “social”. Estamos perdiendo eso mismo: la seguridad social. Mientras, también hay trabajadores (o posible excente de la propia lógica del mercado neoliberal que impera), que ni siquiera forman parte del colectivo con posibilidades de votar a los que mandan sobre su economía y orientan su vida, pero trabajan sin seguridad social y sin seguridad de subsistencia más allá de dos días como mucho. Este “excedente” se está convirtiendo a su vez en “resto”, es decir, lo que hasta hace poco hemos denominado “lo excluido”. Pero por desgracia no acaba ahí la cosa porque existe otra categoría para una gran parte de la población mundial, que no son vistos por nadie ni como trabajadores, y menos aún consumidores, ni ciudadanos, ni siquiera son “categorizables como excluidos; y solamente hay que mencionar África.
El resto estamos cayendo poco a poco en un puro y mero control por parte de las fuerzas de seguridad del estado. Pero claro, esto sale muy caro y entonces se impone y se potencia el propio “autocontrol” de los propios ciudadanos hacia sí mismos y hacia el resto. Es cierto. El Panóptico, como aquel complejo Benthiano donde un vigilante en una torre controlaba sin ser visto a los presos en celdas situados en círculo con las celdas abierta sabiendose vistos sin ver al vigilante, es ahora postpanóptico y los vigilados son al mismo tiempo vigilantes de los propios vigilados.
Por esta razón no extraña que cada vez exista mas nº de empleos mal remunerados en el ámbito de lo social, lugar en la cual podemos incluir el “sobrante” de la lógica neoliberal que ha dictado el “sálvese quien pueda” (de ahí que lo políticos sostengan sus propuestas en mantenerse a toda costa en sus propias estructura de gobierno del propio partido político). Por eso en lugar de invertir más en educación (que saben que es el capital de la ciudadanía y el estado de derecho), y en profesionales sociales (sustituyendo esa inversión en políticas de propaganda y urbanismo), se apuesta porque todo “el mundo” desemboque en lo social para trabajar con los que ya están dentro de los cuasi excluidos”. Es decir, se pretenden vigilantes y controladores de conductas y actitudes, de pobreza y potencial peligrosidad desde la perspectiva que impera en la política general de hoy (Inmigrantes sobre todo). Y esta es una tendencia tanto la del PP como la socialista (unos dicen España va bien) y el otro dice “la economía va bien). Si no, de qué van a ponerse a privatizar servicios sociales, que conlleva dejar al ciudadano a la suerte de ONGs que pagan 800 euros por atender, no ya digo el ocio de la tercera edad y discapacitados, sino la propia gestión de tutelas de niños de protección (no hay más que ver cuanto se dejan las CCAA en estos niños y compararlo con la media de gasto por hijo de una familia “normalizada”.
Denuncio: que existe una comnivencia entre los poderes públicos estatales y de la CCAA para ahorrar dinero a costa de la educación de los ciudadados y su asistencia social (No hay mas que mirar los datos y hacerselos entender a la gente, cosa de la que los políticos pasan y los cada vez mas ingenuos ciudadanos, sobre los cuales no se aumenta el gasto directo en políticas de formación y de adquisición de cultura, también). Denuncio que tras esto se empiezan a palpar los efectos poco a poco (la gente vive en casas compartidas y trabaja en tres trabajos a la vez, rezando para no ser despedido y tragando cada vez mas). O sea, se empieza a palpar la pobreza, sobre la cual se actúa al mismo tiempo enviando agentes de control social camuflandose esto en propaganda de solidaridad (voluntariado), caridad (beneficios empresariales para calmar conciencias) y beneficencia (beneficio del “alma” para pagar el acceso al cielo), lo que significa la desresponsabilización total por parte de los políticos actuales de la función que en su nombre representa el estado de Derecho:
Algunos ya vemos que ser “controlador” de la pobreza, cobrando 800 euros al mes, es un “puesto de trabajo digno”. No caigamos en esa trampa.
Campaña NO SOMOS TONTOS. Movilización YA.