3/5/07

Una educación para la libertad

Ayer, 2 de mayo, se cumplieron 10 años de la muerte del educador brasileño Paulo Freire. Un pedagogo que se dedicó no sólo a teorizar sobre cómo dar un vuelco a la educación y a la institución escolar, sino que se implicó en la práctica desarrollando un método de alfabetización para las clases oprimidas brasileñas.
Ante las desigualdades y los problemas sociales, sus escritos siguen de plena actualidad. Pues perdura el mismo sistema de enseñanza, aquel dirigido por la clase opresora para anular y cosificar al individuo.
No se pretende desde aquí glorificarlo, ya que esta postura caería en algo tan nefasto como lo que él criticaba: el pensamiento acrítico (y único del opresor) y el conocimiento memorístico (la suma de datos sin una aplicación real).
Partimos de la idea de que la función de la escuela tiene un importante papel en la lucha contra las desigualdades, pero no es suficiente criticar el modelo establecido, que hace pervivir el sistema a través de generaciones. Esto es lo que se ha hecho durante años: no proponer nada, denunciar simplemente. Hay que plantear una alternativa. Esta es la gran aportación de Freire: abrir una vía hacia la esperanza (conjugando en su actividad pedagógica teoría y práctica). Según sus planteamientos, el ser humano deja de ser un ente pasivo y pasa a convertirse en un agente, en diálogo con su contexto histórico y cultural.
Entre todo su pensamiento destacan, fundamentalmente, tres aspectos:
La importancia del diálogo. Especialmente el que se establece entre maestro y alumno y que resulta un gran instrumento de aprendizaje. Para que el diálogo sea eficaz hay que hacer una inmersión en el contexto del alumno, en su realidad, sus costumbres, su lenguaje; posteriormente, estos elementos se conjugan para generar conocimiento. De esta forma, no sólo aprende el alumno, sino que también se enriquece el educador. Los opresores, por su parte, buscan evitar este diálogo y manipularlo, para que las clases oprimidas sigan sirviendo a sus fines. Otra herramienta que utiliza la clase opresora es la invasión cultural, que introduce elementos ajenos al contexto cultural y social del aprendiz. La clase dominante no considera al pueblo agente, sino un objeto con el que puede utilizar toda clase de métodos para subyugarlo.
La praxis, porque el hombre no es un objeto, sino un agente activo. Así, Freire se implicó y realizó una labor fundamental de alfabetización partiendo del entorno del aprendiz y no intentando extraerle de él, sino que tomara conciencia de su situación.
La concientización del pueblo, necesaria para levantarse frente al opresor.Estas aportaciones se recogen en una extensa obra, toda ella relacionada con las clases oprimidas y con el objetivo de concienciarlas de su situación.
«Ninguna pedagogía realmente liberadora puede mantenerse distante de los oprimidos, vale decir, hacer de ellos seres desdichados, objetos de un tratamiento humanitarista, para intentar, a través de ejemplos sacados de entre los opresores, la elaboración de modelos para su "promoción". Los oprimidos han de ser el ejemplo de sí mismos, en la lucha por su redención.» (Pedagogía del oprimido)
El modelo educativo actual prima las necesidades capitalistas de reproducción económica antes que las necesidades sociales del pueblo. Hipoteca gravemente las generaciones venideras en aras de una economía explotadora.Para educar de una manera libre y popular, es necesario abolir este sistema capitalista, y poner al frente de todos los ámbitos de la sociedad al pueblo, verdadero motor del progreso.
kimetz Kolektiboa

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