25/4/07

La unidad de primera acogida del Materno Infantil presenta un cúmulo de desperfectos.

Puertas rotas, habitaciones con humedades, pintadas en las paredes con simbología nazi o xenófoba... El álbum fotográfico que acompaña a este reportaje recoge el estado de la unidad de primera acogida del Centro Materno Infantil de Oviedo. Las imágenes, facilitadas por la Corriente Sindical de Izquierdas, son ya del conocimiento de la fiscalía de menores. El sindicato ha denunciado los hechos y ha solicitado al fiscal Jorge Fernández Caldevilla que compruebe la situación de las instalaciones y tome las medidas oportunas si considera que el estado del centro vulnera los derechos de los menores alojados en la unidad.
No es la primera vez que CSI reclama la intervención de la fiscalía. En anteriores ocasiones, el sindicato solicitó la presencia de Caldevilla, que visitó las instalaciones, por entender que la sobreocupación de la unidad de primera acogida no permitía el correcto trabajo con los menores. El Centro Materno Infantil es noticia por un fenómeno que se repite en otras comunidades autónomas. La llegada de menores extranjeros no acompañados, fundamentalmente marroquís, ha pillado por sorpresa a las administraciones públicas que, en algunos casos, se han visto obligadas a buscar soluciones de emergencia.
Las imágenes facilitadas por el sindicato revelan que la situación del centro no es la idónea. La denuncia de CSI al fiscal relata en varios puntos algunos de los desperfectos fundamentales. Las cerraduras de todas las puertas de las habitaciones, salón y almacén están rotas, faltan o no funcionan correctamente. De ahí que los robos se hayan convertido en moneda de cambio entre los menores. Los chicos piden guardar sus objetos personales, incluyendo la ropa y el calzado, fuera de sus armarios porque carecen de sistemas de seguridad. La falta de espacios ha obligado a los educadores a convertir su baño en una improvisada consigna para guardar los bienes de los adolescentes. La denuncia revela que los robos más frecuentes incluyen ropa, aparatos de música, dinero, calzado o relojes.
Los desperfectos van más allá. Una de las habitaciones tiene graves humedades lo que impide que sea ocupada por los menores. Casi todos los dormitorios tienen además pintadas, en algún caso y por sorprendente que sea, con simbología nazi y notas de carácter xenófobo. Todos estos hechos son conocidos por la Consejería de Bienestar Social. Las fotografías que ilustran este reportaje han sido facilitadas por miembros del sindicato. El Instituto de Atención a la Infancia, Familia y Adolescencia se ha negado a dar permiso a este periódico para comprobar in situ el estado de las instalaciones.

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